El rincón del pediatra
Dr. Fernando García-Sala Viguer | Pediatra colegiado Nº 7565
El año de vida es un acontecimiento importante en la vida del lactante, estos primeros doce meses de vida son decisivos tanto desde el punto de vista de su nutrición como de su maduración y es a esta edad donde debemos de reconsiderar toda la evolución y ver su ha ido alcanzado los hitos adecuados para su edad.
Así, al año de vida nos podemos encontrar al valorar el desarrollo psicomotor que normalmente ya ha iniciado sus primeros pasos, puede andar solo si va cogido de la mano de un adulto o apoyándose en los muebles pero ojo, también es normal que aún no ande o bien que ande solo sin ningún tipo de apoyo. A esta edad es divertido el ver como gatea, los que lo hacen, realizando con más o menos destreza la marcha del oso, apoyándose en las manos y en los pies, levantando las nalgas hacia atrás.
Observamos que ha perfeccionado la posición pulgar-índice, poniendo con facilidad los dedos en pinza y utilizando la denominada pinza inteligente. Vemos que les gusta señalar los objetos con el dedo índice, explorando con facilidad la tercera dimensión de las cosas, es decir, los orificios, las ranuras, las cavidades, etc., sus manipulaciones más finas le permiten adquirir el sentido de la profundidad, de lo sólido, del continente y del contenido, de lo alto y lo bajo, de lo de al lado, de dentro, de fuera, de lo separado y de lo junto. Puede lanzar una pelota al adulto que juega con él y en muchos casos intentar dar una patada al balón emulando a nuestro añorado Villa y si está sentado puede girar totalmente sobre sí mismo para coger la pelota que se le tira.
A esta edad, utilizará un lenguaje global bastante significativo. Se trata de una jerga todavía poco explícita pero que corresponde a situaciones determinadas. Deberemos asociar siempre la palabra a las situaciones para ayudar al niño a progresar. Por ejemplo, cuando dice «papa ido» es porque lo oye decir a su madre todos los días después de haberle dicho «adiós» a su padre todas las mañanas. Asi gracias a las palabras – gestos, a las palabras – situaciones, el niño relacionará y aumentará su capital intelectual.
Por otra parte, aunque el hijo todavía no utilice, o lo haga mal, su material fonético, a fuerza de oír a sus padres repetir ciertas frases, poco a poco criba, filtra y va aumentando un repertorio que un día surgirá correctamente.
En este mes puede aparecer un periodo transitorio en el desarrollo social. El niño utilizará sus destrezas motrices para aumentar sus conocimientos intelectuales. Tiene una memoria virtual más desarrollada que los meses precedentes…, lo que le permitirá observar detalles que anteriormente se le habían escapado y que incluso se le escapan a los adultos. Tiene una percepción mental del «todo», lo que explica que algunas ausencias puedan perturbarle.
El lactante memoriza también las características de ciertos objetos, por ejemplo, antes de tirar un objeto un poco pesado al suelo, cierra los ojos, anticipando por tanto el ruido de la caída. Así mismo cuando domina la posición vertical, sabe distinguir los muebles que le soportarán mejor de los menos fiables.
Mejora su facultad de discriminación entre continente y contenido (introduce los objetos más pequeños en una caja y los vuelve a sacar). Ya puede distinguir entre uno y dos, la unidad y el conjunto.
Comprenden ya las prohibiciones y saben decir «no» con la cabeza cuando no quieren una cosa. Les apasiona el juego del escondite o el juego de «donde está tal juguete» que hemos escondido previamente en presencia del niño. Los juguetes recomendados son los libros pequeños con imágenes, los cubos variados, los cubiletes para encajar, las pirámides de anillas, las pelotas, pero el mejor juguete es el tiempo que los padres le dedican diariamente. El tiempo nos dirá que es la mejor inversión que podemos hacer por nuestros hijos.