El rincón del pediatra
Dr. Fernando García-Sala Viguer | Pediatra Colegiado Nº 7565
El desayuno es importantísimo para nuestros niños y deberemos de darle la dimensión que le corresponde. En la etapa de lactancia, todas las tomas del día son igual de importantes para los padres, pero conforme madura el niño, tendemos a darle más importancia a la ración de la comida y cena que a la del desayuno; Craso error, ya que desde la cena hasta la comida del día siguiente pasan más de 16 horas en las que el niño o el adolescente solo toma un vaso de leche, de pie, agobiado por si llega tarde a clase y en un gran porcentaje de casos termina vomitándolo en el camino al colegio.
Por norma general, en la infancia, el desayuno debe aportarnos el 25% de las calorías totales, la comida el 35%, la merienda el 15% y la cena el 25% restante, es decir que el aporte calórico de la primera y última ración alimenticia del día es el mismo, cambiando la proporción de hidratos de carbono, proteínas y grasas, ya que la cena nos aportará más proteínas y grasas animales y vegetales que el desayuno en el que la energía se obtendrá fundamentalmente a expensas de hidratos de carbono.
Nuestra recomendación es muy simple, es preferible dormir media hora menos y aprovechar ese tiempo para poder realizar un desayuno en familia, que sustituya a la comida, ya que actualmente los niños comen en los colegios y los padres en el trabajo, no pudiendo existir esa comunicación tan importante a nivel familiar de poder hablar y contar nuestros problemas alrededor de una mesa comiendo, y por supuesto sin invitar a nuestra mesa al presentador de la televisión o al protagonista de la serie de dibujos animados, ya que acaparará toda nuestra atención y nuestra comunicación familiar se diluirá en la leche junto con el azúcar, ya que no nos prestaremos atención los unos a los otros; por tanto como norma numero uno es apagar la caja tonta.
Una vez superado el «trauma» de no ver la televisión y de dormir media hora menos, es importante el planificar un desayuno agradable y apetitoso para el niño; es el momento adecuado para consumir un vaso de leche entera, no tiene ninguna justificación el utilizar leches descremadas o desnatadas a no ser que exista una indicación médica, podemos utilizar cacao, miel o azúcar, cereales integrales sobre todo si el niño tiene un hábito intestinal lento, pan tostado con aceite de oliva en lugar de mantequilla o margarina vegetal y fruta en forma de zumo o entera. El uso de huevos, beicon y mantequilla de cacahuete, tan famosos en las películas americanas, no son adecuados para nuestros niños, siendo el huevo una fuente de alimentación importante, pero que la ofreceremos en la comida o en la cena.
Por tanto, tan importante es la alimentación como la comunicación familiar lo que va a reportar al niño beneficios importantes en su educación y poder evitar como se ha visto en estudios recientes, muchos casos de fracaso escolar y de crisis de ansiedad por presentar una bajada de azúcar en sangre secundario a un ayuno prolongado por no haber ingerido casi ningún alimento desde el día anterior, ya que existe en esta etapa de la vida un gran consumo energético por estudio y deporte. La solución es muy simple, ofrecer a nuestros niños un desayuno apetitoso y equilibrado para afrontar el día con las mayores garantías «energéticas» posibles.